jueves, 3 de enero de 2013

De vuelta con más lectura.

Como la vuelta a la normalidad (o lo que nos espera) ya se prefigura durilla, reabrimos nuestro blog con una recomendación lectora fruto de una agradable sorpresa.

Todo el mundo recuerda a J.K. Rowling: por ser la autora de los 7 libros sobre el mago adolescente más famoso de la historia (y el más gafe también, porque hay que ver lo que ha sufrido el niño para acabar la secundaria...). Pues bien, se ha pasado a la literatura de adultos. 

Mas a diferencia de nuestra muy denostada Stephenie Meyer (que ha dado un paso muy semejante con una cosa titulada The Host, que como recordarán todos nuestros seguidores -los cuatro- me he negado a leer y a criticar, ni siquiera para mal), Rowling ha vuelto a dar en el clavo con un relato casi terrorífico de la vida en un pequeño pueblo inglés. Se titula Una vacante imprevista y comienza de forma poco halagüeña: con la defunción de un concejal del ayuntamiento. 

A partir de ese momento se desata una verdadera guerra en el seno de esta aparente pacífica localidad donde las calles son limpias y bonitas, las casitas ostentan jardines dignos de un cuadro japonés y los vecinos son educados y amables; no obstante, como era de esperar, por debajo del barniz lo que el lector descubre es una comunidad de seres humanos con más sombras que luces que no dudará en usar las estrategias más rastreras con con el fin de conseguir sus fines. Que no son otros que el poder. Poder en el ayuntamiento, poder sobre otras personas, poder sobre los servicios sociales, poder, puro y simple, capacidad de controlar a otros y la conciencia de hacerlo, sin tapujos y sin arrepentimiento.

Como suele ocurrir en los relatos verdaderamente buenos, ninguno de los protagonistas (que son muchos) se acaba de salvar. Como ocurre en la vida real; Rowling retrata con afecto y acierto pero sin sentimentalismos a este plantel de adolescentes acosados y acosadores, de tenderos con aspiraciones políticas, de amas de casa carentes de objetivos y de ilusiones. 

La novela es dura, y no acaba de dejar un buen sabor de boca. Sin embargo, no cabe dudar de su innegable calidad, y nos felicitamos porque algunos se arriesgan a salirse del camino trillado, y lo hacen manteniendo el respeto a los lectores.


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