martes, 30 de octubre de 2012

De nuevo... Halloween.

A menos de 24 horas de esta curiosa celebración que se nos ha impuesto a la fuerza (a la fuerza de tragarnos películas americanas con la consabida fiesta infantil como escenario de todo tipo de despropósitos, desde asesinatos en masa hasta el retorno de brujas y vampiros; asimismo, de ver cómo en los colegios de primaria de toda especie a los niños se los disfraza de monstruito... como si a alguno de ellos le hiciera falta el disfraz..), allá va esta entrada, en mi línea de pararme a comentar los acontecimientos más tontos de la cultura popular contemporánea.

No es santo de mi devoción, Halloween, pese a su céltico y antiguo origen y pese al hecho de que al parecer conmemora el fin del verano y seguramente ese tiempo mágico en que la línea divisoria entre este mundo y el otro se desdibuja (para mayor precisión consultad la Wikipedia, por favor). Como dice mi bruja de referencia, Granny Weatherwax, "a los muertos hay que dejarlos en paz, porque, para empezar, son muchos más que los vivos" (Wyrd Sisters). No le veo yo la gracia a cruzar la frontera hacia el mundo de los espíritus. Y si lo haces, luego no te quejes si a la niña se la traga el televisor.

Si aún así insistís en celebrar la festividad, en lugar de atracaros de chuches y pastelitos, allá van unas pistas para pasarlo de miedo.

Batman, cómo no, tenía que enfrentarse a criaturas de toda especie en una aventura ambientada en tales fechas; la novela gráfica The Long Halloween, con guión de Jeph Loeb e ilustraciones de Tim Sale nos habla de la batalla entre nuestro héroe y el malvado Holiday, en una época en que el alter ego de Bruce Wayne comenzaba su carrera como martillo de villanos.

También en el ámbito del cómic, disponemos en nuestra biblioteca de un ejemplar de Grandes de lo Macabro, de Joan Boix, una estupenda colección de historias basadas en clásicos como La metamorfosis, La cruz del diablo o El caso del Señor Valdemar. No os podéis quejar, no puede estar más a mano.

No estaría de más recuperar a Sheridan Le Fanu (cuya colección In a Glass Darkly aúna la trama detectivesca con el horror gótico) o al inefable H.P. Lovecraft. No obstante, me voy a permitir recuperar un texto en castellano que en demasiadas ocasiones ha sido denostado y añadir una interesante colección, también en castellano, mucho más reciente.

El texto recuperado no es otro que las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Si hay algún escritor que abraza y desarrolla el terror gótico que novelistas de otras tierras como M. Lewis llevaron a su culmen en lengua inglesa, ése fue sin duda nuestro narrador sevillano.

El texto reciente es la antología Cuentos de Terror, editada por Grijalbo en 1976, en la que autores españoles que no frecuentan el género, como Jesús Ferrero o Juan José Millás, nos ofrecen su propia y personal versión del horror contemporáneo.

Hasta pronto y cuidado con los espíritus.



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