viernes, 23 de septiembre de 2011

 Sobre elfos y otros seres maravillosos.

Pareciera que algunas recomendaciones sobre libros que llenan las páginas virtuales de este blog fueran encaminadas a dinamitar algunos mitos literarios más o menos establecidos. Nuestros seguidores recordarán cómo los vampiros y los magos fueron seriamente denostados en sendos "posts", cómo los Cullen y los Potter acabaron en una metafórica papelera donde decidimos arrojar a los personajes e historias culpables, sobre todo, de blandenguería. Que conste que no lo hacemos con ánimo exclusivamente destructivo. Pero en este mundo tan complicado, una visión pastelera  de la vida resulta cargante, por no decir perjudicial para la salud... si lo dudáis, pensad en todas aquellas películas y novelas que habéis leído... ¿quíen es el primero en ser aniquilado/acuchillado/tiroteado/eliminado del reparto de secundarios prescindibles? Claramente, el personaje ñoño/blandito que ostenta ese plus de sentimentalismo irritante - el policía veterano a dos semanas de jubilarse, el colega de cuando el héroe trapicheaba por las alcantarillas del Bronx antes de hacerse agente del FBI o de la DEA y que está esperando su primer hijo (el colega, no el héroe); el recluta novato natural de Small Creek en Illinois que lleva en su cartera la foto de su amada Mary Lou/Mary Jane/Betty Lee/combinar los anteriores al gusto... Si es un niño ha de ser pelirrojo, dicharachero y llamarse Timmy. O mejor, "pequeño Timmy, el que se cayó en el pozo de la mina abandonada".

Así que les ha llegado el turno a los elfos. Y es que no los soporto.

Mi primer contacto con los elfos llegó a través de Tolkien. Ya en las novelas del anillo me resultaron un tanto estomagantes. Tan altos, tan guapos, tan sabios, tan inmortales, con ese discurso alternando entre el zen y la incoherencia (y qué pretenciosos... Galadriel, bonita, qué cansina te pones). Ver el ciclo de Peter Jackson no me hizo cambiar de opinión: es más, sin duda debido a algún trauma infantil no sublimado, cada vez que Elrond aparecía en pantalla yo me acordaba del muñeco Ken, el amiguito de Barbie.

De modo que tuvo que ser, de nuevo, Terry Pratchett, mi autor de cabecera, el que me hiciera tragable el mundo de los elfos. 

En Lords and Ladies, novela que se entiende mejor si se ha leído antes Witches Abroad, los elfos intentan invadir el reino de Lancre al mando de una reina bella y malvada que se alza como una formidable antagonista para nuestra bruja favorita, la inefable Granny Weatherwax. Además de avisarnos sobre el falso glamour de una raza de orejudos sin compasión, Pratchett se encarga de revisar todo el folklore anglosajón relativo al mundo elfo, además de, como siempre, regalarnos una historia hilarante que no se puede dejar de leer. 

Más recientemente, y el ámbito de lo que se ha dado en denominar YA fiction (young adult fiction, un género híbrido que está triunfando entre lectores de todas las edades) nos hemos topado con The Replacement, de Brenna Yovanoff. La historia tiene como punto de partida el mito de los changelings, los bebés humanos que son cambiados al poco de nacer por un elfo, siendo éste último criado y educado por padres humanos y convirtiéndose en ... nuestro protagonista. 

La historia está escrita en un tono serio e impactante, y por vez primera en mucho tiempo los adolescentes protagonistas no son estúpidos, pasados de rosca o quaterbacks descerebrados. Si bien existe una edición en español, publicada en el Círculo de Lectores (el diseño de cubierta es maravilloso), recomiendo la versión original inglesa, por acercarnos, a través de un lenguaje sugerente y lleno de matices, a un mundo oscuro, agobiante, mas profundamente atractivo.

Humanos, 1; elfos, 0. Me pregunto quiénes serán los siguientes: los trolls, los golems, los hombres-lobo...?

3 comentarios:

  1. Fantástica aportación. Queremos que sepas, Miss B, que en nuestra biblioteca los elfos nunca han estado bien vistos... con ese "discurso alternando entre la incoherencia y el zen"... uhmm, creo que hemos visto a mucha gente hablando así. También hemos visto a algún troll y a algún hombre lobo.
    Sobre el mito hebreo del Golem,nos permitimos recomendar la obra clásica de Gustav Meyrink, y la película rodada por Paul Wegener en los lejanos años veinte.
    Muy interesante la recomendación de Lord and ladies y The Replacement. Lástima que la biblioteca no pueda incorporar nuevos fondos ahora.

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  2. Creo que sería una buena idea proyectar la película en el instituto, particularmente en esos días en que andamos movilizados...

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  3. La idea sería articular un ciclo de cine por las tardes, aprovechando que la biblioteca estará abierta martes y jueves, de 16:00 a 18:00h.
    Por supuesto, iniciaríamos el ciclo con la proyección de Sunrise, de Murnau, con acompañamiento de piano. Pero ya veremos...

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