Los
alumnos de 2º de Compensatoria estamos trabajando varios días a la
semana (especialmente los miércoles) en el huerto escolar que desde hace
varios años estaba sin labrar.
A
principio de curso Julia, la tutora, y Julio, el profe de inglés,
propusieron retomarlo y nos comprometimos a empezar a prepararlo.
También
la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del instituto quisieron
participar de la idea y se sumaron, o nos sumamos con ellos, a cultivar
de nuevo esta pequeña parcelita.
Dividimos el terreno en dos partes, una para Compe y otra para el AMPA y nos pusimos a trabajar a principios de año.
Los
comienzos fueron más duros porque hubo que roturar y buscar de dónde
sacar ingresos para comprar semillas, pusimos tiestos a la venta y
cultivamos, con mayor o menor éxito, algunas semillas para luego vender
las plantas.
Pronto
teníamos el terreno preparado para poder cultivar y pusimos acelgas,
habas, espinacas, lechugas y, últimamente, tomates y unas patatas muy
especiales, las que nos trajo Fernando, el conserje que poco después
fallecería.
Con
mimo y curiosidad vamos viendo crecer nuestras plantas, algunos éxitos y
otros fracasos nos enseñan a seguir adelante y aprendemos de quienes
vienen a aconsejarnos (como Santi, Antonio -el padre de Julio-, Juan
Carlos del AMPA…) y de la propia naturaleza que nos da pistas.
Esta
experiencia nos ha resultado muy interesante porque nos ha permitido
ver el resultado de nuestro esfuerzo, comprobar los procesos de la
naturaleza y sentirnos orgullosos de los resultados.
2 de junio de 2015